Tango - S/F Letra: José María Contursi Música: Aquiles Aguilar Como el grito de un puñal clavándose en la piel, y que llega al corazón con saña criminal, fue la voz que me contó la dramática verdad, cuando dijo sin saber que aumentaba mi agonía: “Pobrecita, se durmió”... Se pobló mi soledad con duendes de dolor, y sin lágrimas grité tu nombre y mi rencor. Vine y no debí venir enloquecido de pena, nadie me conoce aquí dirán: ¡Es un alma buena! Quién de los que gimen a tu lado, quién de los que imploran y te rezan y te lloran y te besan te adoró desesperado... Nadie más que yo. Ante el cristo que está ahí, guardando su quietud, me arrodillo a suplicar por todo lo que fui, por las noches que pasé por lo mucho que sufrí. Por tus ojos ya sin luz te suplico me perdones, por lo mucho que lloré. Es el grito de un puñal clavándose en la piel, la impotencia de querer besarte y no poder. |